CARTA DEL PRESIDENTE

Si hace 30 años alguien hubiera dicho que empresarios y productores agropecuarios transformarían a México en una potencia agroexportadora, seguro le hubiesen tachado de optimista y de iluso.

México está hoy en los primeros lugares mundiales de producción y exportación de alimentos. Lo que hoy define a nuestros campos y mares son dos palabras que se han forjado a partir de un esfuerzo descomunal: fuerte y pujante.

Aun así, entre la pandemia global, la invasión de Rusia a Ucrania, las presiones inflacionarias y los efectos de la crisis climática, nos encontramos en un contexto global por demás complejo, con retos titánicos. Sólo un trabajo en equipo, organizado y constante, puede hacernos salir adelante.

Es preciso puntualizar que, en medio de la peor pandemia en un siglo, el campo mexicano sacó la casta y ha sido capaz de lograr el abasto seguro de alimentos para nuestras familias.

Hemos probado y comprobado que quienes participamos en toda la cadena agroalimentaria somos resilientes. Quienes tienen los pies en la tierra y en los mares no se achican ante la competencia, ni ante los retos económicos, sociales, geopolíticos, de seguridad y de salud. En medio de adversidad y calamidades, el sector ha sido una palanca para el crecimiento del país.

Asimismo, hemos confirmado, que nuestro sector es crucial para la recuperación y clave para:

    • El crecimiento, pues aún en la adversidad, el sector continúa siendo un poderoso motor de la economía.
    • La generación de divisas, ya que superamos el récord de exportaciones por más de 50 mil millones de dólares anuales, y tenemos un superávit agroalimentario de más de 11 mil millones de dólares.
    • El empleo, ya que 7 millones de personas trabajan en el sector, generando la mejor red de protección social que existe: el trabajo.
    • La seguridad alimentaria, ya que producimos más de 7 millones de toneladas de alimentos, haciendo de México uno de los once principales productores en el mundo.

Durante las ya varias décadas de existencia del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), el organismo ha estado del lado de las propuestas, soluciones y creación de oportunidades para todos, sin excepción. Por eso hemos trabajado día y noche en dar mayor certidumbre a la producción y comercialización del subsector de granos y oleaginosas; en eliminar obstáculos para la exportación y defender los derechos en tratados comerciales del subsector pecuario; en apoyar los planes de modernización y adopción de los mejores estándares para el subsector hortofrutícola; en fortalecer las capacidades mediante el acceso a mejores insumos a precios competitivos para el subsector de pesca y acuacultura; en detonar el desarrollo rural a través del encadenamiento de pequeños productores con la agroindustria; en facultar créditos y políticas de fomento para impulsar el potencial del subsector forestal. Y, por supuesto, hemos mantenido un trabajo coordinado para atender temas transversales como seguridad pública, Estado de derecho, medio ambiente, agua, infraestructura e innovación tecnológica.

Mediante una filosofía de diálogo y espíritu sincero de colaboración y construcción con todas las instancias públicas, en el CNA contribuimos a desarrollar un país más justo y solidario. Estamos convencidos de que se necesitan empresas fuertes y competitivas para escalar el crecimiento y abrir nuevos mercados a los productos mexicanos. Es la mejor vía para que el campo mexicano, en su conjunto, sea más próspero.

Este libro es un homenaje a mujeres y hombres que despiertan muy temprano todos los días para asegurar que haya alimentos en nuestras mesas. Como bien les ha denominado la FAO, son las heroínas y los héroes de la alimentación. Y en México son muchos los millones de personas consagradas a esa labor heroica. Aquí presentamos muchas de las historias de transformación exitosa en el campo. Son historias inspiradoras, impactantes y sumamente relevantes.

El sector agroalimentario mexicano es ya sinónimo de crecimiento, inversión y oportunidades para la gente. Una cadena sólo es tan fuerte como su eslabón más débil, por lo que aún quedan muchos desafíos por enfrentar para un desarrollo más armónico, sostenible y sustentable, reflejado en todos los niveles de la cadena de valor.

Vivir de hacer producir la tierra es vivir cotidianamente numerosos retos. Sin embargo, es también una de las más grandes satisfacciones que se pueden tener en la vida. Las lecciones que se aprenden bajo el sol, en la tierra arada o en el barco pesquero, superan muchas veces a las que se aprenden en las aulas. Seguimos aprendiendo. Espero que este gran aprendizaje colectivo quede plasmado, de algún modo u otro, en las páginas de este libro, que hemos preparado con el mismo amor y esmero con que sembramos nuestros granos, frutos y hortalizas, con que alimentamos a nuestro ganado y con que tendemos nuestras redes en el mar.

El CNA seguirá impulsando las políticas públicas de mediano y largo plazo que contribuyen a cumplir con las metas de alimentación saludable y a sortear los obstáculos en este sector, crucial para el país en todos los posibles sentidos. Las decisiones que tomemos hoy son fundamentales para los resultados que obtendremos mañana.

Juan Cortina Gallardo
Presidente
Consejo Nacional Agropecuario

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